Proyecto educativo

Un Proyecto educativo avalado por la ciencia: la Neuropedagogía

Las neurociencias afirman que durante los seis primeros años los niños crean la mayor parte de las conexiones cerebrales y circuitos neurológicos que utilizarán a lo largo de toda su vida, convirtiéndose en los cimientos que sostendrán todos sus aprendizajes y habilidades posteriores. Por eso es tan importante hacer un buen trabajo en estas primeras etapas, sabiendo cómo se debe favorecer no solo el desarrollo físico y emocional de los más pequeños, sino también su desarrollo neurológico.

Nuestro equipo educativo está formado y especializado en Neurodesarrollo y Neuropedagogía, porque no todas las actividades son igual de relevantes en esta etapa y debemos conocerlas en profundidad para apoyar esos cimientos que se comienzan a crear desde el nacimiento.

“Enseñar sin saber cómo funciona el cerebro es como intentar diseñar un guante sin haber visto nunca una mano”

Leslie Hart

Niño con una estrella en la cabeza

Con las actuaciones imprescindibles para esta etapa

Los primeros tres años son determinantes para el desarrollo infantil. Pero no solo en su desarrollo físico, también en su desarrollo cognitivo. En ellos se construyen los cimientos de habilidades tan complejas como hablar, leer, escribir… e iniciarse en el mundo social. ¿Qué importante, verdad?

Y nuestra etapa tiene unas características propias que la hacen diferente a cualquier otra, y que requiere favorecer los cimientos y no los contenidos. No es el momento de aprender letras, números ni hacer fichas, es el momento de:

  • conectar cuerpo y cerebro, de favorecer actividades neuromotoras que permitan a nuestros niños conocer y controlar su cuerpo. Porque este es su instrumento de trabajo para ahora y para el futuro.
  • experimentar con todos los sentidos, la puerta de entrada de toda la información que recibimos.
  • disfrutar de la comunicación, hablando, escuchando, propiciando el encuentro, expresándonos a través del lenguaje verbal, gestual, musical, plástico.
  • comenzar a conocer a otras personas, compañeros, docentes… con la confianza que nos da un entorno seguro para disfrutar de nuestras primeras experiencias sociales.
  • Empezar a conocerse y a crear una visión de ellos mismos positiva, que favorezca una buena autoestima presente y futura.
  • Disfrutar de sus capacidades favoreciendo su autonomía de forma acorde a cómo se produce su maduración.
  • explorar y experimentar sin prisas, sin directrices, para aprender tocando, vivenciando, descubriendo.
  • De favorecer experiencias que creen redes neurológicas cada vez más fuertes, más complejas. Porque son esas redes, esos caminos neuronales, los que van a sostener los aprendizajes posteriores.

En nuestra escuela y en nuestras aulas, hacemos todo esto y mucho más, porque sabemos que es la mejor forma de evitar dificultades presentes y futuras, y de garantizar el buen desarrollo de nuestros pequeños en todas las áreas en todos los momentos.

Profesora leyendo libro a una niña
Motivo decorativo rojo

Pedagogías activas en un proyecto propio

Motivo decorativo

Conocemos y aplicamos pedagogías activas que ponen el foco en el niño, porque confiamos en ellos y en sus capacidades. Y porque creemos que son los niños, y no los docentes, los protagonistas de sus aprendizajes, por eso el aprendizaje vivencial es imprescindible en nuestro proyecto.

Y también esta es la razón de que hayamos incorporado a nuestro proyecto educativo propuestas de diferentes metodologías como el respeto a la autonomía e iniciativa del niño de Montessori, el disfrute del arte, la creatividad y el juego del modelo de Waldorf, el respeto al niño y la escucha activa de Reggio Emilia, y como no, la confianza en los niños y en su desarrollo a través del movimiento libre que propone Pikler.

Las aportaciones de todos ellos, junto con nuestra experiencia en las aulas, las propuestas de las familias y de diferentes profesionales formados en Neurodesarrollo y Neuropedagogía, han logrado un proyecto educativo personalizado, riguroso, del que nos sentimos orgullosos, y, sobre todo, del que disfrutan y del que se benefician todos nuestros alumnos.

Un proyecto que acompaña y respeta: favoreciendo el talento

Motivo decorativo

Nuestra escuela apuesta por conocer en profundidad el desarrollo físico y cognitivo para favorecerlo en cada uno de nuestros pequeños alumnos, de una forma personalizada y siguiendo su ritmo, sin adelantar etapas y sin forzar aprendizajes. Para ello realizamos una valoración de desarrollo de cada uno de nuestros pequeños cuando se inicia el curso escolar, de forma que partamos de la maduración real de cada niño, adaptándonos a él y ofreciéndole lo que necesita.

Porque cada niño tiene sus propias necesidades que debemos respetar y acompañar, sin prisa y con afecto, para favorecer su talento y para que… se sienta capaz.

Niños atendiendo a la profesora
Motivo decorativo rojo

Un proyecto emocionante

Motivo decorativo

Porque no hay emoción sin aprendizaje, porque nuestro cerebro no solo aprende contenidos, también la situación emocional en la que se produjeron, nuestro proyecto tiene muy presentes las emociones, el vínculo afectivo y la seguridad emocional de los más pequeños.

Y lo llevamos al aula a través de actividades y propuestas que despiertan su atención y su emoción, respondiendo a las necesidades emocionales propias de su cerebro límbico, poniendo nombre a las emociones que sienten y acompañándolas a través de nuestro modelaje. Porque a lo largo del día vivimos todo tipo de experiencias que nos ayudan a favorecer la educación emocional para convertirlas en una educación emocionante. ¿Te apuntas?

Un proyecto para comunicarnos: un proyecto bilingüe

Motivo decorativo

Nuestra propuesta educativa apuesta por disfrutar de estar juntos, por comunicarnos, por expresarnos de todas las maneras (expresión plástica, musical, corporal…) e incluso en diferentes idiomas.

Por eso, y porque sabemos que los primeros años son una etapa plástica, favorecedora del aprendizaje de un segundo idioma, comenzamos a integrar el inglés en nuestra escuela en todos los espacios y en todas las actividades del centro, de una forma natural, tal y como se desarrolla la lengua materna.

Y lo hacemos a través de las actividades cotidianas, rutinarias, del juego, de las canciones… pero sobre todo creando una relación positiva y afectuosa con el idioma a través de los adultos y niños con los que comparten este nuevo aprendizaje. Para asociarlo a diversión, a emociones, a experiencias positivas que le estimulen a seguir aprendiendo esta nueva forma de comunicarse no solo en el presente, también en el futuro.